Durabilidad: los valores se
reflejan en el curso de la vida. Por ejemplo, el valor del placer es más fugaz
que el de la verdad.
Integralidad: cada valor es
una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.
Flexibilidad: los valores
cambian con las necesidades y experiencias de las personas.
Satisfacción: los valores
generan satisfacción en las personas que los practican.
Polaridad: todo valor se
presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un contravalor.
Jerarquía: hay valores que
son considerados superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores (los
relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las jerarquías de valores
no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo progresivamente a lo
largo de la vida de cada persona.
Trascendencia: los valores
trascienden el plano concreto; dan sentido y significado a la vida humana y a
la sociedad. (h) Dinamismo: los valores se transforman con las épocas.
Aplicabilidad: los valores
se aplican en las diversas situaciones de la vida; entrañan acciones prácticas
que reflejan los principios valorativos de la persona.
Complejidad: los valores obedecen a causas
diversas, requieren complicados juicios y decisiones.
Maryari Peraza C.I.
16.419.847
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