Triandis 1971 considera que
para predecir la conducta de un individuo es necesario tener en cuenta sus
actitudes, normas, hábitos y expectativas de reforzamiento. Por otra parte,
Kelman 1974 considera la relación entre actitud y conducta como un punto de
vista dinámico sobre el funcionamiento de las actitudes que considera que la
formación y el cambio de actitudes es un proceso continuo.
Las actitudes
surgen de las interacciones de las personas con un objeto en contexto
motivacional y cognoscitivo particular. Según va interactuando con el
objeto (directa o indirectamente) se comprueban las actitudes, se la expone a
la información nueva, a veces se las archiva y conserva y a veces se las
cambia. La actitud que tenga un individuo lo llevará a decidir una intención
conductual (la conducta que planea realizar) influirá sobre tal intención algún
componente afectivo que, en sí, está influido por las experiencias de
reforzamiento o de castigo por las que el sujeto ha pasado al estar en contacto
con el objeto de actitud.
Hay otros factores que influyen sobre la
intención conductual del individuo, como los estereotipos sociales, que
incluyen, aparte de la socioeconómica, otras imágenes del objeto de actitud; la
situación anticipada, que abarca todas las actividades atingentes a las que
puede dedicarse el individuo y que pueden acelerar o retrasar la ejecución del
acto elegido y finalmente, los acontecimientos inesperados que pudieran
impedirle al individuo realizar la intención conductual decidida.
Jennifer García C.I.
23.307.251
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