martes, 10 de febrero de 2015

Importancia de la actitud para el desarrollo organizacional y social



Triandis 1971 considera que para predecir la conducta de un individuo es necesario tener en cuenta sus actitudes, normas, hábitos y expectativas de reforzamiento. Por otra parte, Kelman 1974 considera la relación entre actitud y conducta como un punto de vista dinámico sobre el funcionamiento de las actitudes que considera que la formación y el cambio de actitudes es un proceso continuo. 

Las actitudes surgen de las interacciones de las personas con un objeto en contexto motivacional y cognoscitivo particular. Según va interactuando con el objeto (directa o indirectamente) se comprueban las actitudes, se la expone a la información nueva, a veces se las archiva y conserva y a veces se las cambia. La actitud que tenga un individuo lo llevará a decidir una intención conductual (la conducta que planea realizar) influirá sobre tal intención algún componente afectivo que, en sí, está influido por las experiencias de reforzamiento o de castigo por las que el sujeto ha pasado al estar en contacto con el objeto de actitud. 

Hay otros factores que influyen sobre la intención conductual del individuo, como los estereotipos sociales, que incluyen, aparte de la socioeconómica, otras imágenes del objeto de actitud; la situación anticipada, que abarca todas las actividades atingentes a las que puede dedicarse el individuo y que pueden acelerar o retrasar la ejecución del acto elegido y finalmente, los acontecimientos inesperados que pudieran impedirle al individuo realizar la intención conductual decidida.


Jennifer García C.I. 23.307.251

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