martes, 10 de febrero de 2015

Perjuicio



Se tiene prejuicio a las personas; más específicamente se trata de lo que pensamos y sentimos acerca de ellas, y a veces, de lo que estamos dispuestos a hacer en contra de ellas.

El término perjuicio nos permite expresar un daño que hayamos padecido en alguna situación o contexto. Cabe destacarse que éste puede haber afectado nuestro físico, nuestros bienes, o en su defecto nuestra moralidad y haber sido desencadenado por la naturaleza, es decir, tiene su origen en algo natural, o perpetrado intencionalmente, por ejemplo, por un individuo que lo provoco con la clara misión de perjudicar.

Durante algún tiempo la Psicología consideró los prejuicios como propios de personas con trastornos mentales, hoy por hoy se considera que son algo propio de prácticamente todos los seres humanos. Y, al igual que los estereotipos los prejuicios cumplen una serie de funciones tanto para las personas como para las sociedades. Para una persona los prejuicios pueden esconder sentimientos de duda y miedo, o bien aumentar su autoestima a costa de considerar inferiores a los grupos a los que se desprecia. 

Socialmente los prejuicios pueden utilizarse para aumentar la cohesión grupal, convirtiendo a ‘otros’ en el enemigo común que nos une. También pueden servir de base para utilizar a algún grupo como ‘chivo expiatorio’ al que culpabilizar de los problemas existentes. Incluso se utilizan como argumentos para justificar la dominación, el estatus y el bienestar de algunas personas sobre otras supuestamente inferiores. Pero la más grave dificultad que presentan los prejuicios es que, como creencias que son, tienen un fuerte componente emocional que les hace extraordinariamente resistentes al razonamiento. En palabras de Merton: “Cuando divergen creencias —definiciones colectivas de la situación— y hechos, e, incluso, verdades científicas, siempre o casi siempre ganan las creencias”.

¿Se puede hacer algo para reducir los prejuicios de un grupo humano hacia otro? Cuatro son las recomendaciones que suelen plantearse, aunque de ellas la que más efectiva ha demostrado ser es, sin duda, la última de las que se enumeran:

1.Ambas partes han de tener el mismo reconocimiento legal, las mismas oportunidades económicas y el mismo poder.

2. Las autoridades y las instituciones han de acatar las normas igualitarias y por lo tanto prestar apoyo moral y legitimidad a ambas partes.

3. Ambas partes han de tener la oportunidad de trabajar y hacer vida social conjunta, tanto de manera formal como informal.

4. Ambas partes tienen que cooperar y trabajar juntas hacia un objetivo común.

Maryari Peraza C.I. 16.419.847

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